El día del Ventarrón

El osito Winnie

Una mañana  el osito Winnie decidió dar un paseo por el bosque donde vivía, salió muy temprano de su casita.

Al cabo de un rato el oso Winnie estaba agotado y quiso descansar un ratico, hacía mucho viento. Mientras  descansaba apareció su amigo Dentón que le dijo que habría un ventarrón. Winnie no le hiso caso y siguió paseando por bosque exclamando: ¡ Qué bueno que haga viento!, este es mi día favorito.

El viento estaba cada vez más fuerte y Winnie continuaba con su paseo, llegó a casa de su amigo Lechón y le dijo: “¿Sabes que hoy es día de ventarrón?”.

El viento aumentó y Lechón salió volando por los aires, el osito Winnie solo tuvo tiempo de agarrarle el jersey, mientras que Lechón gritaba: “¡Agarra duro, Winnie, que hoy es día de ventarrón!”.

El jersey de Lechón comenzó a romperse y el osito Winnie lo sujetaba muy fuerte  para que su amigo no se escapase corriendo detrás de él. En su carrera no se percató que destruyó la casa de su amigo el burrito Bisoño y las zanahorias del huerto de Abel.

           

El viento estaba tan fuerte que elevó a Winnie y a Lechón hasta lo alto de un árbol donde se hallaba la casa de la Lechuza, esta le abrió la puerta para que entraran rápidamente. Winnie y Lechón le contaron a la Lechuza que era un día de ventarrón y por ello estaban volando.

       

Como el viento había aumentado, la casa de Lechuza se destruyó también y los tres cayeron a la tierra, los amigos de Winnie: Bisoño, el conejo Abel, Dentón, doña Canguro y su hijito Guru y Cristóbal el niño que era amigo de todos los animales, fueron a ver que le había pasado a Winnie, Lechón y Lechuza.

Al llegar la noche se escuchaban unos ruidos muy extraños, Winnie estaba en su casa acostado, no podía dormir, por ello se había levantado en muchas ocasiones para comer miel, sin embargo no lograba dormir. De repente oyó un ruido, tomó su escopeta de corcho y se encaminó hacia la puerta.

               

Winnie vio a un animal muy grande de pelaje a rayas el cual nunca había visto. Este animal entró por la puerta de Winnie y le dijo: “ ¡ Yo soy un tigre y me llamo Tigrón!”. Tienes que temerme pues los tigres damos mucho miedo, sin embargo Winnie no tenía miedo. Al ver esto Tigrón preguntó:  ¿ Tienes algo de comer? .

Winnie respondió:¡ Sí!, tengo unos potes con miel, a lo que Tigrón le contestó: ¡ Qué asco!, me marcho a buscar otra comida más deliciosa.

Los potes de miel del osito Winnie

Cuando amaneció continuaba lloviendo mucho, el bosque estaba completamente inundado de tanta agua. Winnie quiso comerse toda la miel que tenía para evitar que el agua se llevase los potes. El oso estaba comiéndose el último pote de miel y no se percató que venía una riada y fue arrastrado por esta.

El agua también había entrado dentro de la casa de Lechón, este envió un mensaje de socorro dentro de una botella, era su forma de poder sobrevivir.

Mientras que el niño Cristóbal llamaba a todos los animales para ponerlos a salvo en una parte alta del bosque donde no llegaba el agua. Lechuza llegó volando, Abel también llegó y después lo hicieron Bisoño en una balsa, doña Canguro y su hijo llegaron en un barco que hiso Tigrón.

El mensaje de Lechón llegó a donde estaban reunidos los animales con Cristóbal. Lechuza salió volando y vio a Lechón subido en una silla y a Winnie con la cabeza dentro de un pote de miel y le avisó rápidamente a Cristóbal, este los recató y felicitó a Winnie por haberle salvado la vida a Lechón, este no comprendía nada pero se puso muy contento. Todos juntos decidieron realizar una fiesta en homenaje al gran héroe Winnie.

                 

Paró de llover y todos los animales y Cristóbal se pusieron a celebrar la fiesta, antes que esta acabe bisoño exclamó: “Lechuza ya no tiene casa, podría vivir en esta”, a lo que Cristóbal respondió: “Esta casa tiene dueño, es de Lechón “.

Sin embargo Lechón dijo que le daría su casa a Lechuza en un acto de generosidad, sin embargo no tenía donde vivir. Winnie le dijo que se fuera a vivir con él y así podrían salvar la vida de personas, animales y cosas que se encontrasen en peligro en los días de mucho viento y de tormentas.

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La Bella Durmiente

Hace mucho tiempo en un reino nació una hermosa princesa, a quien sus padres, los reyes, le pusieron por nombre Aurora, pues la niña era muy linda como el amanecer.

El bautizo de la princesa fue muy lindo, vinieron personas de todas partes, entre ellas el rey Humberto y su hijito el príncipe Felipe. El rey Humberto y el padre de Aurora eran buenos amigos y decidieron que cuando esta y Felipe fuesen grandes los casarían.

Al bautizo de Aurora asistieron también las tres madrinas: Flora, Fauna y Primavera, estas comenzaron a darle como regalo sus dones a la princesa Aurora: belleza, una voz muy linda y ….

Cuando una gran ráfaga de viento entró al palacio. ¡ Con gran ruido y envueltas en llama hiso su entra el hada Maléfica!, esta era muy mala y su forma de entrar al palacio asustó a todos presentes.

La bruja estaba furiosa pues no había sido invitada al bautizo de la princesa y le dio un regalo: ¡ Cuando la princesa cumpla los 16 años se pinchará el dedo con el huso de una rueca y morirá!, diciendo esto desapareció del palacio.

Sin embargo el hada primavera no le dado su don a la princesa y dijo: La princesa no morirá, sino que dormirá hasta que un beso de amor la despierte.

El rey sintió mucho miedo por la vida de su hija y mandó a quemar todas las ruecas del reino ese mismo día. Para las hadas madrinas aquello no bastaba y hablaron con los reyes y decidieron llevarse a la princesita a vivir con ellas en una casa que había en el bosque hasta que Aurora cumpliera sus 16 años.

 

 

La Bella durmiente es hechizada

Llegó el día del cumpleaños 16 de la princesa Aurora y las tres hadas madrinas decidieron prepararle una sorpresa. Le dijeron a la princesa que fuera al bosque a recoger frutas mientras ellas le preparaban la fiesta y le hacían un vestido muy lindo.

Aurora estaba muy contenta, mientras recogía moras vio como se acercaba a ella un joven muy guapo montado en su caballo, este joven no era otro que el príncipe Felipe con quien estaba comprometida Aurora desde su bautizo, él tampoco sabía que aquella hermosa joven era la princesa Aurora. Ambos se enamoraron y Felipe le aseguró que iría a verla por la noche a su casa.

Aurora regresó a su casa en el bosque y las tres hadas le dijeron que ella era una princesa y que por la noche la llevarían al palacio su verdadera casa junto a sus padres los reyes.

En palacio todo estaba dispuesto para recibir a la princesa con una gran fiesta, mientras que el rey  Humberto estaba muy enojado pues Felipe no quería casarse con Aurora pues se había enamorado de una campesina que había conocido en el bosque.

Felipe renunció al trono y se fue a buscar a la joven de la que estaba perdidamente enamorado sin saber que era la princesa Aurora.

Mientras esto ocurría Aurora llegó al palacio llorando por no poder ver a su amado en compañía de las tres hadas

¡Terminarás amando al príncipe Felipe!, le decían las tres hadas. Viendo que Aurora no para de llorar decidieron dejarla solo por un momento antes de que sus padres la pudieran ver después de tantos años.

Maléfica, la bruja mala apareció en aquel preciso instante y comenzó a llamar con su voz: ¡ Aurora!, ¡Aurora!.

Aurora siguió aquella voz mágica que la llamaba hasta un pequeño cuarto, encontrándose en él Maléfica ordenó a Aurora que tocase el huso: ¡ Tócalo Aurora!, ¿ Tócalo ya!.

Por mucho que las hadas quisieron evitarlo era demasiado tarde, la princesa se hirió su dedo y se durmió profundamente. Las hadas estaban muy triste, todo aquello era por culpa suya, ¿ Cómo le podían decir al rey lo que había sucedido?.

El hada Flora ideó un gran plan: dispersó por todo el palacio un polvo mágico que hiso que todos durmieran también hasta que Aurora despertara con un beso de amor.

Se marcharon a buscar a Felipe a la casa del bosque para que despertase a la princesa con un beso de amor. Sin embargo este estaba preso en un calabozo de la malvada bruja Maléfica.Las hadas madrinas lo liberaron y le dieron el escudo de la Virtud, la espada de la Verdad y el poder del Amor.

La bruja se dio cuenta que el príncipe había escapado y se convirtió en un dragón para evitar que fuese a buscar a la princesa. El príncipe le lanzó la espada de La Verdad y el mató al dragón quemándose en sus propias

Felipe se dirigió al palacio junto a las tres hadas y con un beso de amor despertó a Aurora y todos los demás también se despertaron.

 

Felipe y Aurora se dirigieron al salón donde estaban los reyes y todos los invitados. El rey Humberto se sorprendió mucho al ver a su hijo junto a Aurora, este le explicó todo  lo sucedido.

Aurora y Felipe vivieron felices para siempre.

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La Cenicienta

Había una vez un hombre que era viudo, tenía una hija muy linda, y decidió casarse con una mujer que también era viuda y tenía dos hijas. Al poco tiempo el padre muere y la madrastra comenzó a maltratar a la niña, la llamaba Cenicienta, ella solo contaba con los animalitos que había en la casa.

Cenicienta se levantaba muy temprano pues tenía que hacer todas las labores de la casa: lavar, cocinar, fregar, servir la mesa…., de ahí que no tuviera tiempo para divertirse.

Un día recibieron una invitación del Palacio Real para que todas las doncellas asistieran a un gran baile en homenaje al príncipe, este escogería ese día a su esposa entre todas las invitadas del reino. Cenicienta le dijo a su madrastra si podía asistir al baile y esta le contestó: “Si terminas todos los trabajos de la casa y encuentras un vestido, podrás ir al baile”.

Cenicienta se alegró mucho, pero las hijas de su madrastra no y por ello le ordenaron a Cenicienta muchos trabajos para que no pudiera asistir al baile.

Mientras tanto sus amigos ratoncitos pusieron manos a la obra, le hicieron un vestido muy lindo en el utilizaron lazos y collares que las hermanas habían tirado.

Llegó la hora de ir al palacio, las hermanas estaban bien vestida pero Cenicienta no, se marchó para su cuarto y cuál sería su sorpresa al ver que su vestido estaba listo, se arregló rápidamente y cuando bajó la madrastra le dijo que no podía ir al baile y sus hijas le rompieron el vestido, Cenicienta se puso muy triste.

Se fue al jardín a llorar y fue entonces cuando apareció su hada madrina y le dijo: “No llares más, irás al baile”. Con su varita mágica convirtió una calabaza en carroza, a los ratones en caballos y al perro en el cochero, faltaba lo más importante el vestido de Cenicienta, con un toque lució el vestido más lindo que existía y unos zapatos de cristal muy bonitos.

¡Parece un sueño! Dijo Cenicienta. En ese instante su madrina le dijo que cuando las campanas dieran las 12 de la noche ella debería marcharse del baile pues todo volvería a ser como antes. Cenicienta prometió no olvidarlo.

Cenicienta se fue en su hermosa carroza al palacio, estaba muy contenta. Cuando entró al salón fue recibida por el príncipe y estuvieron bailando mucho tiempo.

La madrastra y sus envidiosas hijas querían saber quién era aquella joven tan linda que no dejaba de bailar con el príncipe. Al sonar las doce campanas Cenicienta salió apresuradamente del palacio seguida por el príncipe. Al bajar la escalera perdió uno de sus zapatos pero no se detuvo pues el encanto estaba a punto de deshacerse

 

El príncipe anunció al otro día que se casaría con la joven que le sirviera el zapato de cristal. El gran duque fue casa por casa de todas las doncellas del reino a probar el zapatito.

Las hermanastras de Cenicienta también se probaron el zapato pero no le servían. La madrastra descubrió que cenicienta tenía el otro zapato y la encerró en su cuarto. Los ratones consiguieron la llave y Cenicienta pudo salir.

 

Ya se marchaba el gran duque cuando Cenicienta le dijo: ¿ Puedo probarme el zapato?. La mala madrastra le puso una zancadilla al duque. Este cayó y el zapato se rompió, sin embargo Cenicienta tenía el otro guardado y se lo puso.

Al día siguiente Cenicienta y el príncipe se casaron en el palacio, hicieron una gran fiesta. Los ratones tuvieron su uniforme y fueron los guardias de honor de los novios, a partir de ahí vivieron en palacio con la princesa Cenicienta.