Cuento Infantil: Blancanieves y los siete enanitos

Había una vez una princesa muy hermosa llamada Blancanieves, era muy buena con los pajaritos y por ello estos se posaban en sus manos y hablaban con ella.

Sin embargo la madrastra de Blancanieves era muy mala y vanidosa. Tenía un espejo mágico al que todo los días le preguntaba:“Dime espejo mágico, ¿existe alguna persona en mi reino más hermosa que yo?, a lo que el espejo contestaba: “No mi señora, eres tú la más hermosa”.

Sin embargo la reina sentía celos de Blancanieves, por ello la obligaba a vestir ropa vieja y que hiciera los trabajos más duro dentro del palacio desde el amanecer hasta el anochecer: lavar, fregar los platos y limpiar los pisos del palacio, además tenía que coser las ropas a la reina.

Blancanieves se pasaba el día cantando y todos los pajaritos venían a escucharla, ella les daba comida, por ello también cantaban con ella.

Un día Blancanieves les pidió a sus amiguitos los pajaritos que contasen la historia de la princesa que estaba prisionera y que encontrasen a un príncipe que viniera a rescatarla.

Los pajaritos volaron y se encontraron con un príncipe que entendía el lenguaje de los animales al igual que la princesa. El príncipe vino a su rescate, vio a Blancanieves en un balcón y le dijo que los pajaritos le habían dado su recado, y ella respondió:

¿Quién eres?, soy un príncipe que viene desde muy lejos a buscar a la más hermosa del mundo”. La reina estaba en la sala de al lado cuando escuchó decir al príncipe que Blancanieves era la más hermosa, la reina se enfureció mucho.

Rápidamente la reina fue a preguntarle al espejo mágico quien era la más bella del reino, esta vez el espejo contestó: “Belleza y amor caminan juntos, Blancanieves es la más hermosa ahora.

La reina se enfadó tanto que llamó a los guardias de palacio e hizo que prendieran al príncipe, este se resistió pero los guardia eran muchos y lograron hacerlo prisionero. Sin embargo la reina aún no estaba contenta mientras Blancanieves viviera, por ello le ordenó a uno de sus guardias que la llevara al bosque y la matara.

El guardia quería mucho a Blancanieves, la había visto nacer, pero debía obedecer a la reina. La llevó al bosque y no tuvo el valor de matarla, le dijo la verdad de lo que quería que le hiciera su malvada madrastra y le sugirió que se escondiese en el bosque y nunca más regresara a palacio.

Blancanieves sintió mucho miedo, corrió y corrió sin parar hasta que se puso a llorar tumbada en el suelo. Sus amigos los pajaritos del bosque la llevaron a lo que sería su nuevo hogar.

               

Su nuevo hogar era una casa muy pequeña y bonita , al entrar en ella pudo ver que estaba muy desordenada y sucia, además los platos estaban sin fregar. Como todo era tan pequeño Blancanieves pensó que los que allí vivían eran niños y decidió arreglarle y limpiarla con ayuda de los pajaritos. Una vez terminado el trabajo subió las escaleras y vio siete camitas también muy pequeñas, las unió todas para poder acostarse y descansar un poco.

Estaba profundamente dormida cuando llegaron a la casa sus verdaderos dueños, eran siete enanitos que trabajaban en una mina de diamantes, estos se asombraron mucho al ver su casa con la luz encendida, tan limpia y bonita. Pensaron que había un intruso y decidieron subir las escaleras para ver quien había entrado en su casita, ¡ y cuál sería su sorpresa al ver a Blancanieves acostada en sus camitas.

Blancanieves se despertó y se asustó al ver a los siete enanitos, ella les contó lo que le había pasado y ellos le dijeron que podía quedarse a vivir allí .La princesita preparó la comida, todos estaban contentos, después el sabio, el Mocoso. El Bonachón, el vergonzoso, el Dormilón, el Mudito y Gruñón, así se llamaban los enanitos, bailaron y cantaron  con Blancanieves.

Los enanitos decidieron que Blancanieves durmiera en las camitas y ellos se quedaron en a dormir en el salón. Al día siguiente los enanitos le hicieron una cama a Blancanieves. Todo iba muy bien, sin embargo la madrastra de Blancanieves se enteró que estaba viva e ideó un plan: se convirtió en una anciana y fue a visitar a Blancanieves a la casa del bosque, llevaba una manzana envenenada.

Cuando amaneció los siete enanitos se dirigían a trabajar a la mina, pero antes de marcharse el Sabio le dijo que no le abriera la puerta a nadie y Blancanieves le dijo que tendría mucho cuidado, le dio un beso a cada enanito en la frente y estos se fueron a trabajar.

La madrastra esperó a que los enanitos no estuviesen en casa, tocó a la puerta, Blancanieves  abrió pues no se imaginaba que aquella vieja anciana era su madrastra disfrazada, esta le regaló una manzana y cuando la princesa la probó calló desmayada.

Los animales corrieron en buscar de los siete enanitos para que salvasen a Blancanienes, mientras la bruja huía en medio de un tempestad le calló un rayo, así terminaba la vida de la malvada madrastra.

El príncipe había logrado escapar, vio a los enanitos junto a Blancanieves en el bosque, ,le dio un beso de amor y Blancanieves despertó, el hechizo de la bruja se había roto. Blancanieves les dio la gracias a los enanitos y se marchó junto al príncipe a su reino. Allí vivieron muy felices.

        

 

 EL SASTRECILLO VALIENTE

Había una vez un reino que se encontraba asolado por un gigante. El rey  prometió una gran recompensa a quien lo capturase.

Los habitantes del reino deseaban que prendiesen al gigante para así poder vivir tranquilos y felices, pero no existía ninguna persona que pudiera prender al gigante.

Mickey era el sastre de la ciudad y tenía tanto trabajo que no le permitía pensar en el gigante. Sin embargo tenía alguien que si le molestaba, se trataban de las moscas que no le permitían realizar su trabajo con tranquilidad, a veces se posaban sobre su aguja de cocer.

Esta situación se hacía cada vez más  insoportable, por ello un buen día tomó dos matamoscas y golpeó uno contra el otro, había matado siete moscas de un solo golpe. Esto lo puso muy contento, abrió su ventana y gritó que ¡ he matado siete de un golpe!.

Un hombre escuchó lo que Mickey decía sin imaginarse que se refería a siete moscas y corrió a contárselo al rey, este lo mandó a llamar a palacio para conocerlo junto a su hija la princesa Minnie.

¡¨ Eres muy valiente”!, le dijo el rey a Mickey, ¿Dime como has logrado acabar con siete gigantes?, “ ¿ Gigantes?”, dijo Mickey muy asombrado.

El rey le dijo a Mickey que si captura al gigante que estaba asolando su reino le daría una recompensa en dinero y la mano de su hija la princesa Minnie que era muy linda.

Mickey se marchó del palacio muy preocupado pues no tenía ni idea como apresaría al gigante, pues solo había matado siete moscas, además la princesa le gustaba y deseaba casarse con ella.

Mickey caminó y caminó y sin darse cuenta podría haber sido aplastado por un grandioso pie, ¡ Era el pie del gigante!, comenzó a correr muy de prisa pero el gigante lo perseguía, se encontró con carro atestado de calabazas y se ocultó debajo de ellas.

El gigante tenía mucha hambre y tomó unas cuantas calabazas para comérselas y entre ellas estaba Mickey, sabía que tenía que idear un plan rápido para no ser comido. Se introdujo por la manga de la camisa del gigante y este sintió cosquillas, introdujo una mano dentro de la manga y ahí Mickey aprovechó, con su tijera de sastre rompió la manga y con su aguja cosió las dos mangas del gigante y después lo ató con una cuerda que también llevaba, así el gigante quedó inmovilizado y cayó dándose un fuerte golpe en la cabeza que le provocó un desmayo.

 

 

 

 

 

 

 

 

               

Mickey partió rumbo al palacio a comunicarle al rey que ya no tenían que preocuparse más por el gigante y mientras tanto este con su resoplido movía el carrusel que no funcionaba hacía mucho tiempo.

Todos en el reino vivían felices sin temor al gigante y el carrusel funcionaba todo el día.

COLORIN COLORADO ESTE CUENTO SE HA ACABADO.

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Los tres cerditos

Había una vez tres hermanos cerditos. El mayor era muy trabajador mientras que sus dos hermanos pequeños eran holgazanes.

El videocuento infantil corto de los Tres Cerditos

Puedes ver el video cuento infantil corto de los Tres Cerditos o seguir leyendo la narración de esta fabula.

Un buen día decidieron edificar cada uno su casa en el bosque donde vivían.

“Siento la presencia del lobo”, dijo el hermano mayor apuntando hacia el verde bosque, de ahí que debemos construir casa bien fuertes para que no entre el lobo. Sus hermanos pequeños no le prestaron atención, uno construyó una casa de paja y luego se fue a jugar y a tocar su flauta por el bosque muy contento.

El mediano de los cerditos era también perezoso y levantó su casa de madera, en pocas horas el trabajo estaba terminado. La casa no era muy fuerte pero al cerdito no le interesaba, y cuando concluyó con el trabajo se fue a tocar el violín y a bailar con su hermano.

Ambos cerditos fueron a ver la casa que estaba edificando su hermano mayor y por el camino iban bailando al compás de la música de la flauta y el violín.

Mientras tanto el cerdito mayor levantaba su casa con ladrillos. Le agradaba mucho el trabajo y deseaba una casa muy fuerte pues el lobo vivía en el bosque y era muy malo, a este le complacía robar cerditos para comérselos. Por esta razón trabajaba sin parar para construir una casa con paredes de ladrillos y cemento.

Los cerditos pequeños comenzaron a reír a carcajadas cuando vieron que su hermano mayor estaba trabajando mucho: “Quien tiene miedo, precisa de una casa muy fuerte”.

“Deja de trabajar y vamos todos a pasear por el bosque”, le dijeron los cerditos a su hermano mayor.

Sin embargo este no le hizo ningún caso a sus hermanos que solo querían divertirse y continuó construyendo su casa.

“Yo solo deseo acabar de construir mi casa antes de que el lobo venga”, le contestó a sus hermanos.

¡ja, ja , ja! rieron los dos cerditos despreocupados: “¡ Una casa a prueba de lobos!, ¿ Será un castillo?, ¡ja, ja . ja! Continuaron riéndose y burlándose de su hermano mayor los dos cerditos y se fueron tocando la flauta y el violín.

“Podrán seguir cantando, bailando y riendo”, dijo muy enojado el cerdito mayor, “pero cuando aparezca el lobo malo yo tendré una casa muy segura y fuerte y ustedes van a llorar”.

“¡ ja, ja , ja!, continuaron riéndose los dos cerditos de su hermano y se fueron hacia el bosque cantando y bailando al compás de la música de la flauta y del violín.

Los dos cerditos no se imaginaban el peligro que estaban corriendo, el lobo los había visto construir sus casas y estaba escondido en el bosque esperándolos para agarrarlos y comérselos. Los dos cerditos vieron al lobo y comenzaron a correr muy deprisa. El lobo por poco los alcanza pero tropezó con una raíz de un árbol. Los cerditos escaparon y lograron entrar en sus casas y cerrar bien la puerta.

El lobo feroz

“¡Abre la puerta que quiero entrar!”, gritaba muy furioso el lobo enfrente de la casa de paja. “¡No te abriré!”, contestó el cerdito. El lobo comenzó a soplar y a soplar, la casa no resistió, empezó a volar por los aires y con ella el cerdito que  cayó justo delante de la casa de madera de su hermano.

El lobo ideó un plan para agarrar a los dos cerditos, fingió que se marchaba y se escondió en el bosque. Pasado un rato los cerditos abrieron la puerta y vieron que el lobo no estaba. Entraron a la casa y siguieron bailando y tocando el violín y la flauta, pensaban que el lobo se había marchado definitivamente.

Sin embargo tocaron la puerta y ambos cerditos se asustaron mucho, era lobo que se había disfrazado de una oveja, quería engañar a los cerditos para comérselos. Por suerte los dos cerditos se percataron del engaño y no abrieron la puerta.

El lobo se enfadó mucho y comenzó a soplar también la casa de madera que no resistió y calló. Los dos cerditos corriendo muy deprisa para la casa de su hermano mayor, entraron y la cerraron rápidamente.

“No tengan miedo, aquí el lobo no podrá entrar”, dijo el mayor de los hermanos. El lobo estaba muy enfado y comenzó a soplar para derribar también la casa, al ver que esta no caía decidió entrar por la chimenea, pero no sabía que le esperaba una olla de agua hirviendo en el fuego y ¡el lobo cayó dentro de ella!, se había quemado, subió de nuevo por la chimenea y se marchó hacia el bosque corriendo.

El lobo no volvió nunca más y los tres cerditos vivieron felices en la casa de ladrillos y cemento, construida por su hermano mayor.

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